domingo, 30 de septiembre de 2007

La experiencia electoral

Es un fenómeno bien particular y hasta extraño si se quiere. Luego de toda la avalancha publicitaria, llena de mercadeo y pobre de propuestas, el día de elegir a los asambleístas llegó por lo cual había que cumplir con la ciudadana responsabilidad de acudir a las urnas.

Acabo de llegar hace contados minutos del recinto al que debía acudir, esto es, Liceo Policial, en la Brasil e Hidalgo de Pinto, Junta 259 Hombres; entonces, subí caminando desde mi casa al mencionado colegio como no podía ser de otra manera. Si me hubiera ido en carro, estando tan cerca, de verdad me hubiera sentido un completo vago.

Sin embargo, llegué preparado, ya que había hecho la polla respectiva mientras desayuné; en la misma, me dediqué a buscar a los panas candidatos, a los conocidos, a los recomendados, y a los que de una u otra forma generan identidad o simpatía, bien sea por su forma de pensar, por sus razonamientos, acaso una que otra propuesta, o por último, por hacerle contrapeso al gobierno de RC.

Las ventas ambulantes con la comida típica, los puestitos para emplasticar la papeleta, los helados, las humitas, los cd’s piratas, afiches, como siempre, abundan; es casi casi, como llegar al Estadio Olímpico Atahualpa un día que la Selección Ecuatoriana de Fútbol juega por las eliminatorias, entonces, es puro folclore. Dudo que en otros continentes ocurra algo similar, así que este asuntito es bien nuestro.

Coincidió que, atrás mío, llegaban un montón de miembros de la 35, entre ellos, Alberto Acosta, Norman Wray, María Paula Romo, etc; los aplausos no se hicieron esperar aunque sí hubo gente que preguntó “¿y esos quiénes son?” jaja, son del partido de gobierno por el que la gente iba a votar, sin saber quiénes eran, aún cuando son conocidos.

En mi mesa no hubo gente, por lo cual apenas llegué me entregaron las sábanas en las que habría que marcar los votos; me senté, saqué la ayuda memoria, y empecé a transcribir tal como había decidido expresar mi sentir. No tomé el tiempo que me demoré pero creo que no fue mucho.

Una vez con el deber cumplido, deposité en las respectivas ánforas cada una de las papeletas, recibí el certificado y emprendí retorno a mi casa para escribir esta experiencia. No creo que sirva de mucho esta asamblea, mucho menos si gana “el que juega de local”, pero bueno, misión cumplida para tener ese tan valioso documento, requerido para todo trámite.

Si Carlos Vera señaló en el Diario El Comercio su fórmula, pues yo les comparto la mía:

NACIONALES: 16/24

UDC 5 (1) Ramiro Galarza; PSC 6 (1) Cesar Rohon, (4) Patricia Sánchez, (5) Julio Ayala Serra; 23C4 (2) Milton Rodríguez; MHON 27 (1) Ximena Bohorquez; RED 29 (1) León Roldós, (12) Michelle Villavicencio; PAIS 35 (9) Norman Wray; UNO 41 (1) Mae Montaño; LAICO 42 (11) Enrique Galarza; MITS 151 (1) Fernando Sempértegui, (2) Gisella Padovanni, (9) José Ureña; MFE 152 (1) Humberto Mata, (2) Rocío Vásquez.

PROVINCIALES 14/14

UDC 5 (1) Mauricio Pinto, (4) Daniela Ortiz; PSC 6 (1) Blasco Peñaherrera, (4) Andrea Tapia, (6) Denisse Rodríguez; ID 12 (1) Diego Borja, (3) Raúl Pérez Torres; RED 29 (13) Alexander Vega; UNO 41 (1) Santiago Rivadeneira, (3) Omar Cevallos; CND 51 (2) Carlos Aguinaga, (3) Gladis Porras; PYA 99 (1) Pablo Lucio Paredes, (5)Vicente Hidalgo.

viernes, 21 de septiembre de 2007

Las cosas del transporte público

Hace tiempo atrás topé el tema del por qué no se abren las ventanas en los autobuses; hoy, meses después, sigo sin encontrar la respuesta a aquella calorífica incertidumbre.

Sin embargo, hoy sucedió algo muy particular; me encontraba esperando el Metrobus, medio de transporte masivo del corredor central norte de Quito, el cual utilizo de manera cotidiana para viajar a la oficina, y al cuál subo en el andén “La Y” y del que bajo en la estación “Escuela Espejo”.

Mucha sorpresa me causó que dentro del bus, además de venir como sardinas enlatadas lo cual ya no es novedad, había publicidad política de una de las mil listas que compiten por llegar a la Asamblea Nacional Constituyente. Luego recordé que, al no ser manejado por el Municipio este sistema de transporte, cualquier cosa es justificada y aceptada.

No salía de mi asombro cuando, en la parte posterior, un señor, al cuál no alcancé ni a divisar por la aglomeración de gente, empezaba a recitar toda una profesión de fe cristiana, asumo que con la Biblia en la mano, porque citaba un millón de pasajes de los diferentes libros, capítulos y versículos del Catolicismo (soy católico, no pensarán que hablo de manera despectiva). No podría afirmar si alguien le ponía o no atención, pero el seguía con su discurso, asumo, para recolectar alguna moneda, buscando el arrepentimiento de los fieles pecadores quienes podrían compadecerse de su situación y, al mismo tiempo, responder al mensaje a la conciencia que aquel compatriota inculcaba, con “cualquier ayudita”.

Por si fuera poco, en la estación del “Seminario Mayor”, avenida América entre Colón y La Gasca, mientras el predicador seguía haciendo de profeta, ingresó al bus un ciego, con mochila al pecho, la misma que tenía un equipo de sonido, dolby digital, surround system, everywhere available, para entonar una canción de tecnocumbia, buscando el mismo objetivo: compasión y dinero con su situación al, literalmente, “cantar por un sueño”. Empezó a cantar, mientras atrás, el parlamento de fe, se mantenía; lo curioso es que, cuando el ciego llegó hacia el fondo, se configuró el bullicio, ya que el uno alzaba la voz para que su discurso no sea absorbido por aquel tan peculiar ritmo musical que sonaba.

Para el momento que me bajé del medio de transporte, la tecnocumbia se había terminado y empezaba a dar sus frutos, mientras la fe no lograba lo mismo, por lo cual ,el discurso debía mantenerse de manera indefinida para llegar a la meta de la salvación de las almas y la recompensa monetaria.

Casos y cosas de la vida diaria y, realmente como titulaba un programa de televisión, son “historias personales”.

Así empezó este viernes, antesala de fin de semana, el cual aún tendrá muchos temas que dar para armar otro escrito tan particular como este.
Buen día

martes, 18 de septiembre de 2007

Golearon al fútbol en mi país

Una vez más citamos a Eduardo Galeano y su libro “El Fútbol a Sol y Sombra” en el capítulo que habla de “El Fanático”. Transcribo:

“El fanático es el hincha en el manicomio…llega al estadio envuelto en la bandera del club, la cara pintada con los colores de la adorada camiseta, erizado de objetos estridentes y contundentes, y va por el camino armando mucho ruido y mucho lío. Nunca viene solo. Metido en la barra brava, peligroso ciempiés, el humillado se hace humillante y da miedo el miedoso. La omnipotencia del domingo conjura la vida obediente del resto de la semana…liberado por un día el fanático tiene mucho que vengar.

En estado de epilepsia mira el partido, pero no lo ve. Lo suyo es la tribuna. Ahí está su campo de batalla. La sola existencia del hincha de otro club constituye una provocación inadmisible…el enemigo siempre culpable merece que le retuerzan el pescuezo. El fanático no puede distraerse, porque el enemigo acecha por todas partes. También está dentro del espectador callado, que en cualquier momento puede llegar a opinar que el rival está jugando correctamente, y entonces tendrá su merecido.”

¿Les parece familiar? A mi por supuesto que sí, y es algo que, desgraciadamente, vemos más seguido en los estadios ecuatorianos cada domingo; y claro, el estúpido consuelo será que “eso pasa en todas partes”…maldita sea. Es claro que Galeano lo escribe en base a su ser uruguayo y haber vivido en Argentina, donde esto es pan de todos los días, aún cuando se han tomado medidas para tratar de parar la violencia dentro de los estadios.

Los memoriosos nos cuentan que en Quito, hace tiempo, se podía acudir al estadio rodeado de los amigos hinchas de otros equipos, o incluso, sentarse con las otras hinchadas a ver los partidos sin que haya el más mínimo inconveniente; a lo mucho, el chumadito que pasado de tragos decía cualquier cosa y listo, recordando que en esas épocas, había tripletas en el Estadio Olímpico Atahualpa. Esos tiempos no existen más.

La vida de Carlos Cedeño Vélez, de 11 años de edad, se extinguió de una manera brutal en el Estadio Monumental de Barcelona en la Ciudad de Guayaquil, cuando una bengala disparada desde otra localidad, por parte de la barra local, le atravesó el pecho, destrozando arterias, vasos sanguíneos, pulmones, matándolo casi inmediatamente. Claro, llevaba la camiseta de Emelec, tremendo pecado ser del equipo visitante, y eso le costó la vida.

Curiosamente el sábado, al finalizar el programa radial de hinchas de Liga Deportiva Universitaria, el mismo que encabezo, terminé diciendo “esto es fútbol, no violencia”, dado que empecé la campaña de no violencia, desde hace un mes, y qué cosa, al día siguiente ocurrió el penoso y lamentable hecho en Guayaquil. ¿Otro dato? En el programa de Emelec, que va por la misma radio, luego del nuestro, uno de los grandes invitados era el dirigente “fulano de tal” (no se el nombre), dirigente de la “Garra Blanca”, la más grande barra de Colo Colo de Chile; particular situación, tampoco es que esa barra sea muy tranquila.

O ya nos hemos olvidado de aquel Liga – Deportivo Quito en el Atahualpa hace unos tres años, cuando desde la preferencia hacia la general noroccidental, y viceversa, se lanzaban voladores, de forma intencional y apuntando, con el único afán de hacer daño; o cuando en la Copa Sudamericana 2003 en Quito, la misma barra de Barcelona, lanzaba hacia las suites del Estadio de LDU la misma pirotecnia, con mala intención; o todos los destrozos que ocurren siempre, a los cuáles parece ya nos hemos acostumbrado, porque nos parecen “normales” y nadie hace nada por evitarlos.

Qué pena ver que el fútbol está muriéndose, y será defunción total, cuando se llegue al momento de que la hinchada visitante, no pueda ingresar a los estadios; ahí nos habrán terminado de quitar el derecho a la diversión en un estadio, a causa de grupos de desadaptados que confunden el apoyar al equipo, bajo la consigna del “aliento eterno al equipo, porque los goles salen desde las gradas”, con la violencia y el atacar a los demás por el simple democrático derecho de ser hincha del equipo que uno quiera ser. Por cierto, los operativos policiales jamás funcionan “pero siempre están implementados y mejorando”.

Ya basta de “barras bravas”, que no son barras, son mafias. Lo que nos enseñaron siempre, aquello referido a que “el deporte hermana a los pueblos”, en la sociedad actual, ya no es verdad. ¡Qué pena! Los valores se han perdido.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Sebastián Segovia - Transiciones

Qué gusto da saber que los buenos amigos de uno van triunfando en sus actividades, bien sea en las profesionales o en las que a "distracción" se refiere, pero que igual representan mucha responsabilidad.

En esta ocasión les presento a Sebastián Segovia, a quien conozco hace siete años, desde la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, en la Facultad de Administración. Un excelente amigo. la verdad sea dicha, y un gran saxofonista.

Dará un concierto próximamente en "El Pobre Diablo", así que traslado hacia ustedes, la información que se muestra en la página web del mencionado, conocido y afamado lugar.

¿Quiéren oir buen jazz? Vayan a ver a Sebastián.


Tomado de http://www.elpobrediablo.com :


En El Pobre Diablo:

Sebastián Segovia

Transiciones

Miércoles 26 y Jueves 27 de septiembre de 2007, 22h00

Entrada: $5.50


Sebastián Segovia jóven músico saxofonista, el concierto TRANSICIONES, un tributo a Wayne Shorter y Miles Davis, en el escenario de El Pobre Diablo los días miércoles 26 y jueves 27 de septiembre de 2007 a las 22h00. Estará acompañado por músicos de la escena del jazz: Esteban Portugal en el bajo, Paúl Caraguay en el piano, Pepe German en la batería, Mauro Ochoa en la percusión y Paúl Sánchez en la trompeta.

Sebastián Segovia inicia sus estudios de saxofón clásico en el Conservatorio Nacional de Música, primero con el Maestro Sixto Gallegos, y luego con el destacado saxofonista cubano Francisco Javier Lara obteniendo el título de Técnico en Saxofón. Luego de unos años, ingresa al Instituto de Música Contemporánea de la Universidad San Francisco de Quito para involucrarse en la escena del Jazz, siendo un destacado alumno bajo la tutela de maestros como, Francisco Lara, Jay Byron y Esteban Molina.

Ha tocado con la Orquesta Sinfónica Nacional, el desaparecido cuarteto de saxofones Quito Sax, la Banda y Orquesta Sinfónica del Conservatorio Nacional de Música, La Banda de Jazz del Conservatorio Nacional de Música y con Fábrica Jazz Club desde 2003. Ha participado en algunas agrupaciones como Sumergible, Timbalayé, Nebula, entre otras. Ha sido músico invitado de destacados artistas nacionales e internacionales como Sebastián García, Alejandra Bayas, Pascoal Meireles, André Neiva, Dick Saltzman, Cathy Elliot.

sábado, 8 de septiembre de 2007

¿Será diferente la Asamblea Nacional Constituyente?

A esta fecha, cuando nos encontramos saturados de publicidad electoral, la pregunta es la que sirve de título de este documento.

Sí hay una diferencia, y es que la posibilidad de terciar en esta lid electoral, en efecto se cumplió dando apertura a cuanta gente sea necesaria para que la diversidad se mantenga y, las alternativas sean grandes, enfocado a que no estén “los mismos de siempre”, que de todas maneras sí están.

Lo que preocupa es que el concepto de asambleísta no se ha entendido como debía ser, motivo por el cual, esta mal interpretación del cargo al que se postula, ha creado los más diversos ofrecimientos, pero ninguno de ellos, enfocado a la verdadera reforma constitucional; señores candidatos (incluyendo los del partido de gobierno), sería bueno que se acuerden que no están lanzándose a puestos como los de alcaldes, prefectos, o incluso el de presidente, así que exijo que sus propuestas se centren en reformas de fondo, no en cosas como “vota XXXX para que bajen los precios otra vez”, “vamos a la Asamblea por independencia política y educación gratuita”, “vamos a la Constituyente por la patria nueva para disolver el congreso”, “paremos el carro a la oligarquía”, “designar una corte al azar y no políticamente”, “diez años, vota xxxx” , etc,etc, etc, etc,etc

Me late que este monstruo en pos “de la patria de todos” es sólo un mal experimento que tendrá como resultado una peor réplica de lo que el Congreso Nacional ha sido hasta ahora y, del cual, todos estamos hartos; de manera desgraciada, en un país donde poca gente tiene acceso a la educación, y, donde la memoria es en extremo frágil porque vivimos de inmediatismos, los votos serán para los más conocidos, aún cuando todo el mundo quiere gente nueva, generándose la mayor contradicción de la historia, a la cual ya estamos acostumbrados.

Pasarán los días, elegiremos, se instalará el circo, se harán las reformas y en el referendo en el cual tendremos que ratificar lo actuado por los asambleístas ganará el sí aún cuando todos los cambios no sean los mejores; así, habremos encontrado la perfecta justificación para seguir quejándonos todos los años posteriores.

Así en veinte años, cuando estemos refunfuñando de todo lo que hicieron en la Asamblea 2007, durante el gobierno de XYZ, y que en los posteriores las cosas no mejoraron, pues tendremos que acudir a ver la misma película de una nueva asamblea “porque esta vez sí vamos a cambiar todo lo que antes se hizo mal”. Parece familiar el escenario ¿verdad?