sábado, 4 de agosto de 2007

El tiempo....el tiempo.....

Juez inexorable de la existencia, rígido en su accionar y veloz en su actuar. Único consejero, junto al silencio, que jamás falla. Y es que darle “tiempo al tiempo” resulta fundamental en momentos en los que uno se encuentra hundido en un mar de dudas y extraños sentimientos se manifiestan, mientras los buenos recuerdos (y de los otros también) se mantienen con uno bastante frescos.

El que no exista comunicación con la otra persona, obviamente es feo, pero es la única manera de retomar la tranquilidad, “dejar que la marea baje” para volver a “pensar con la cabeza” aunque suene rara la frase y ver cual será el futuro. Hay que estar expectante para ver las conclusiones que puedan extraerse del momento que se vive.

Lo que resulta complicado es ir contando lo ocurrido cuando llegas a una reunión con los amigos/as y te preguntan, de manera diferente en momentos distintos el clásico: “qué pasó?” por lo que te toca repetir varias veces aquella situación. Conforme pasan las repeticiones te puedes sentir más aliviado.

En fin, volver o no volver nadie lo sabe. ¿Es una posición de orgullo acaso? También es una excelente pregunta la cual no tiene respuesta aparente por ahora, aunque a priori, yo creo que no es así. Todo es cuestión de percepción y sensación. Solo el tiempo, pilar de este artículo, sabrá decirlo.

No hay comentarios: