martes, 31 de julio de 2007

El dolor de la ruptura

Cuesta escribir en momentos difíciles. Mi blog es “de todo para todos los gustos” y creo que temas como este, de la parte sentimental, son fundamentales en cualquier ámbito de la vida porque son cotidianos y además nadie está libre de ellos, por eso espero que este artículo tenga una acogida interesante.

Jamás pensé que este servidor se encontraría atravesando tan particular situación de pasar por el proceso de terminar una relación amorosa cuando estaba siete días de cumplir once meses. Mentiría si digo que la curiosidad por saber qué se siente es algo que me apetecía probar pero hoy ha llegado el momento de comer ese ácido, feo y frío plato de desánimo acompañado de un vaso de ansiedad de llamar o escribir sin poder hacerlo. De postre le sumamos un pedazo de pastel de arena y tierra.

Cuando veía a mis amigos y amigas en la misma circunstancia no lo comprendía mucho o, en su defecto, no terminaba de entenderlo porque en mi experiencia previa había pasado sólo una vez pero no fue tan fuerte e impactante como está siendo en este momento. Es ahora que tengo la clara idea de lo que se vive cuando te alejas de la persona más importante de tu vida durante tanto tiempo y no me refiero a la cronología o el contador de días, si no al tiempo como concepto general.

Los recuerdos de los buenos momentos te persiguen, sacándote lágrimas y quien sabe si una que otra sonrisa del alma por lo lindos que fueron; revisas tu teléfono móvil e identificas cada uno de los mensajes de texto que tienes guardados con la situación que los produjo, e incluso de esos que no recordabas mucho, ahora son tan lúcidos y específicos que sorprende como la memoria tan frágil ahora resulta ser tan fuerte, poderosa e invencible.

En cuanto a los momentos complicados, los ves del otro lado porque significaron un aprendizaje que te ayudó a seguir adelante fortaleciendo lo posterior, eso que hoy ya no está más, por x,y,z, circunstancias, las cuáles todavía no sabes si fueron o no tan relevantes para haber tomado semejante decisión, y te preguntas por qué, por qué y por qué. Todo te da vueltas, te marea y lo que antes era claro ahora es muy oscuro y nublado. Quieres escapar del mundo, poner la mente en blanco para ver si así puedes volver a pensar de forma tranquila y ordenada pero no lo consigues. Morfeo te ha abandonado.

Sólo el pasar de los días, dejando que el agua siga su curso ayudará a esclarecer el panorama inmediato que se te presenta. Bien dicen que mientras más negra está la noche es porque más pronto está por llegar el amanecer. Como dice la canción “para bien o para mal ya se escribió”.

Algún rato les contaré el desenlace de esta historia.

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