jueves, 21 de junio de 2007

La locura de la “Cajita Feliz Mc”

Como es de conocimiento público, hace unos días atrás se estrenó la tercera parte de la zaga de Shrek, titulada “Shrek Tercero”. Ha sido tal el boom que “el ogro más famoso del cine” ha causado que, como suele ocurrir en estos casos, las grandes cadenas de alimentos, en este caso McDonalds, haya adquirido la licencia para promocionar en su “Cajita Feliz” los personajes de la película, en forma de muñecos.

Resulta que el viernes fui al mencionado restaurante en el centro comercial, y el problema empezaba desde el parqueo porque, omití el detalle, de que como era el estreno de la película, un gran número de familias se había acercado al cine. Sin embargo, rápidamente pude estacionar el bólido, a.k.a batimóvil, y junto a mi enamorada y su sobrino de siete años (Marcela y Mateo) bajamos, emprendiendo camino al local de hamburguesas de mayor fama mundial, y la odisea continuaba.

El hecho de encontrar mesa fue tan parecido como cuando Indiana Jones buscaba el Santo Grial en “La última cruzada”, es decir, todo el mundo hacía lo mismo. Mientras mi Marce buscaba mesa y Mateo pedía permiso para ir a los juegos, yo procedí a ponerme en la kilométrica fila para hacer el pedido de dos cajitas felices y un cuarto de libra con papas y cola. Miento si les doy una medida al tiempo que estuve ahí como poste, a la espera de que las fila se mueva. Obviamente todo el mundo quería tener el producto nombrado junto al muñeco de turno.

De todas maneras lo conseguimos pero la atención al cliente, sin ser mala aclaro porque se pusieron a receptar los pedidos en la fila en “pre-venta”, dejó mucho que desear dado a la afluencia de gente. Desde el administrador estaba tras el mostrador ayudando a servir colas, helados, papas, armando las bandejas, etc, etc, terminando por el guardia que recogía las bandejas de las mesas, ayudaba a servir las salsas, controlaba a la gente y botaba los restos de los charoles en la basura. Era un “corre corre” de todos quienes conforman el staff del local y no avanzaban. Digo yo, sabiendo que era el estreno y la gente llegaría de manera masiva, debería haberse establecido algún plan de contingencia para afrontar la coyuntura.

Comimos bien, Mateo jugó y nos llevamos un “dragoburro” y el famoso “burro” que nos vinieron en las cajitas pero, imagínese Usted, como estaba el pobre cristiano que estaba delante de mí queriendo conseguir una sola hamburguesa, sin lechuga ni picles….

No hay comentarios: