viernes, 21 de septiembre de 2007

Las cosas del transporte público

Hace tiempo atrás topé el tema del por qué no se abren las ventanas en los autobuses; hoy, meses después, sigo sin encontrar la respuesta a aquella calorífica incertidumbre.

Sin embargo, hoy sucedió algo muy particular; me encontraba esperando el Metrobus, medio de transporte masivo del corredor central norte de Quito, el cual utilizo de manera cotidiana para viajar a la oficina, y al cuál subo en el andén “La Y” y del que bajo en la estación “Escuela Espejo”.

Mucha sorpresa me causó que dentro del bus, además de venir como sardinas enlatadas lo cual ya no es novedad, había publicidad política de una de las mil listas que compiten por llegar a la Asamblea Nacional Constituyente. Luego recordé que, al no ser manejado por el Municipio este sistema de transporte, cualquier cosa es justificada y aceptada.

No salía de mi asombro cuando, en la parte posterior, un señor, al cuál no alcancé ni a divisar por la aglomeración de gente, empezaba a recitar toda una profesión de fe cristiana, asumo que con la Biblia en la mano, porque citaba un millón de pasajes de los diferentes libros, capítulos y versículos del Catolicismo (soy católico, no pensarán que hablo de manera despectiva). No podría afirmar si alguien le ponía o no atención, pero el seguía con su discurso, asumo, para recolectar alguna moneda, buscando el arrepentimiento de los fieles pecadores quienes podrían compadecerse de su situación y, al mismo tiempo, responder al mensaje a la conciencia que aquel compatriota inculcaba, con “cualquier ayudita”.

Por si fuera poco, en la estación del “Seminario Mayor”, avenida América entre Colón y La Gasca, mientras el predicador seguía haciendo de profeta, ingresó al bus un ciego, con mochila al pecho, la misma que tenía un equipo de sonido, dolby digital, surround system, everywhere available, para entonar una canción de tecnocumbia, buscando el mismo objetivo: compasión y dinero con su situación al, literalmente, “cantar por un sueño”. Empezó a cantar, mientras atrás, el parlamento de fe, se mantenía; lo curioso es que, cuando el ciego llegó hacia el fondo, se configuró el bullicio, ya que el uno alzaba la voz para que su discurso no sea absorbido por aquel tan peculiar ritmo musical que sonaba.

Para el momento que me bajé del medio de transporte, la tecnocumbia se había terminado y empezaba a dar sus frutos, mientras la fe no lograba lo mismo, por lo cual ,el discurso debía mantenerse de manera indefinida para llegar a la meta de la salvación de las almas y la recompensa monetaria.

Casos y cosas de la vida diaria y, realmente como titulaba un programa de televisión, son “historias personales”.

Así empezó este viernes, antesala de fin de semana, el cual aún tendrá muchos temas que dar para armar otro escrito tan particular como este.
Buen día

1 comentario:

Unknown dijo...

Jaja.. y eso que no te has subido en el famoso Colon-Camal a las 12am.. Es un discurso.. entre las tragicas historias del que se sube con una sonda que sale del estomago, seguido del que vende los ultimos hits de Mp3 en tecnocumbia y reggaeton, ademas que se suben los payasitos y arman de la risa a todo el bus... de ahi se suben los representantes de loteria nacional y lo infaltables representantes de casas naturales que venden sus productos que curan hasta el cancer.. Ahh.. y se sube el tipico ex-penitenciario que se sube a pedir una colaboracion sin vender nada... En fin y eso solo paso desde que yo me subi en el baca ortiz y me baje en la Escuela Espejo para subir a mi casa.. Que mas podria pasar hasta llegar al camal... ah.. y mi alma caritativa que solo tenia 2 dolares en bolsillo de sueltos termine sin nada pero eso si, un CD me compre... jeje..