lunes, 20 de julio de 2009

Verano traidor

¡Y de qué manera!. Mientras escribo estas líneas hace un frío terrible en Quito, capital de todos los ecuatorianos; frío que de verdad cala los huesos y solamente invita a meterse en la cama, tomarse un chocolate hirviendo a más no poder, y en lo posterior, taparse hasta las orejas con todas las cobijas que se tenga a disposición.

Confieso que soy una persona que muy pocas veces tiene frío en el año; y, además, fanático del verano. Sol, mucho calor, cielo azul plenamente despejado, viento mañanero o nocturno, pero en general días animados, son los que me recuerdan el verano que tanto añoro, cada vez menos frecuente a causa del "global warming".

Verano, asociado a época de vacaciones escolares y colegiales, así como a viajes, naturaleza, descanso, playa, en fin, todo lo que a uno podría animarlo, cada vez existe menos. Per sé, el clima de la franciscana ciudad es variable y volátil, pero su verano, el sol de la mitad del mundo, así como todos los otros elementos que lo conformaban, hoy son nada más que escenarios plasmados en estas congeladas líneas nocturnas.

¿Volveré a verte como te recuerdo?, tengo mis frías dudas.

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